Arquitectura
La primera construcción de Zalla de la que se tiene constancia data de hace 25 siglos. Es el castro de Bolunburu, un cerco construido en una elevación para su mejor defensa, y que ahora se puede visitar. El entorno empezó a evolucionar, ya no era tan necesaria esa defensa férrea, y las personas bajaron a los valles dando origen a las primeras poblaciones medievales, a la ferrería de Bolunburu y a las conocidas casas torres. Más tarde, a partir del s. XVI aparecen los palacios barrocos que aún hoy se pueden ver y disfrutar.
Con la llegada del s. XIX nace el municipio moderno de Zalla. Es en esta época cuando se levantan más caseríos y otras construcciones que van dando forma al actual Zalla.
Y será en el s. XX cuando Zalla experimenta el mayor cambio de su historia. Las fábricas, el ferrocarril y la llegada de miles de personas cambiaron la fisionomía del lugar para siempre. Aparecieron diferentes tipos de vivienda, fábricas, teatros, cines, iglesias y carreteras y caminos nuevos.
Ahora, ya en el s. XXI, algunas de aquellas edificaciones sirven para un tipo de actividad diferente a la original. Es una manera de mantener el patrimonio arquitectónico y de ofrecer a la ciudadanía de Zalla y visitantes servicios culturales, turísticos y municipales en un entorno histórico.
En Zalla hay grandes ejemplos de caseríos de diferentes épocas. Algunos están en un estado de conservación excelente, otros tienen en sus fachadas y tejados el peso del tiempo, pero, en cualquier caso, son edificios con unas interesantísimas características arquitectónicas e históricas. Las épocas van desde el siglo XVI hasta el XXI. Un larguísimo tiempo transcurrido del que se puede disfrutar dando un paseo por las calles, carreteras y bidegorris de Zalla.
URRUELAREN ETXEA
Urruelaren etxea es un caserón de origen barroco que sigue las formas rotundas y cúbicas de la época. Sin embargo, es un edifico que ha recibido alteraciones en el siglo XX, como el balcón y una nueva puerta.
Debía ser muy ciego en origen pues algunas ventanas están ampliadas. En fachada, no obstante, se estructura a la moda barroca (3x3x3).
Junto al portón central se ha abierto una puerta secundaria (sustituyendo a una ventana previa), algo que se empezó a hacer a finales del siglo XIX en las construcciones neoclásicas para separar el acceso del ganado del acceso de la gente.
CASERÍO DE LA ZONA DE GOBEO
Este caserío de gran planta rectangular y tejado a dos aguas fue reformado hacia 1990 dándole su aspecto actual tanto exterior como interior. Hoy en día es un bonito caserío “achaletado” que dispone de balcones retranqueados con barandales de madera delante y detrás, además de numerosas y amplias ventanas modernas en todos sus muros y dos buhardillas en el tejado.
A pesar de las reformas, aún conserva sus muros perimetrales, su planta original y un aspecto que nos acerca someramente al que tenía hace no muchos años. La gran diferencia está en las ventanas, antaño de pequeño tamaño para evitar la entrada del frío.
El tejado a dos aguas, con cola de milano, y unos muros similares a los anteriores indican que seguramente sea un edificio del siglo XVII.
CASERÍO DE SAN PEDRO
El caserío de San Pedro es un edificio antiguo y maltrecho con fachada de entramado de madera. Es un gran ejemplo para comparar las antiguas construcciones con los chalets desarrollados durante el siglo XX.
CASERÍO LA HERRERA-IJALDE 18
El caserío ubicado en La Herrera es un interesante y casi único edificio neoclásico en Zalla; es de los pocos que existen de este estilo.
El caserón en sí mismo es una lectura en clave neoclásica de los tradicionales caseríos cúbicos que tanto se expanden por parte de Las Encartaciones a lo largo del siglo XVIII. El edificio destaca por el orden exquisito de sus vanos (siguiendo uno de los preceptos claves del neoclasicismo: orden y elegancia) que están recercados con sillería de buena calidad. En fachada, además, se colocó una moldura en el centro para sostener un estrecho balcón de forja, al igual que en los laterales.
CASERÍO LA LASTRA II
En la parte alta del barrio de La Lastra existe un antiguo caserío que nos servirá para ver las formas principales de este tipo de edificaciones en el siglo XIX, es decir, grandes caserones de piedra cúbicos muy monolíticos, con diseño simétrico y una gran puerta de acceso en el centro de la fachada principal.
CASERÍO DE SAN PANTALEÓN
Al lado de la Ermita San Pantaleón hay un caserío que probablemente pueda ser fechado en el siglo XVIII. En el dintel de la puerta tiene una potente cruz.
CASERÍOS BARROCOS
En el número 28 de la Avenida Labrador de Zalla se encuentra uno de los caseríos más sobresalientes de Zalla.
Se divide en dos partes. La trasera es un gran bloque alargado con tejado a dos aguas, lo que hace probable que podamos llevarlo al siglo XVII. La parte delantera es un añadido del siglo XVIII, un gran bloque hecho en piedra y entramado que presenta un amplio soportal no muy habitual entre los caseríos de Zalla.
En esa misma calle, en el número 26, existe otro caserío quizás igual de antiguo. Está más reformado, pero también nos muestra esos grandes caserones cúbicos de piedra tan comunes aquí.
CASERÍO EL LLANO 1
A primera vista parece un modesto caserón barroco reformado en épocas posteriores, especialmente en el siglo XX, pero una visión más detallada y una ilustración realizada en los años 80 con su aspecto original nos dan pistas sobre su antigüedad. Se trata de un edificio de corte renacentista en que el primer bloque tenía un gran alerón con columnas a modo de soportal (hoy todo moderno) y el segundo es un añadido barroco al que se le ha construido una curiosísima escalera en el siglo XX.
CASERÍO EL LLANO 5D
Es un caserío de planta alargada y estrecha, rectangular, hecho completamente en piedra que, en fachada, presenta un patín o escalera de piedra que da acceso a la entrada principal, un arco estrecho de medio punto que se sitúa en la planta principal. La casa parece que originalmente era muy ciega, con pocas y pequeñas ventanas pues se ha arreglado de manera global hace pocos años. Parece uno de los tipos de caseríos renacentistas que nacieron en el siglo XVI.
CASERÍOS 3-3 A Y 2
Los caseríos 3-3 A y 2, son dos modelos muy diferentes de construcción del siglo XVI, una época de profusión y pruebas arquitectónicas.
El 3-3 A es a dos aguas con un gran patín doble. Parece que el edificio tuvo un entramado de madera que iba del suelo al techo, típico del siglo XVI, pero está muy rehecho en algunos puntos y no se puede concretar con exactitud. Es otro ejemplo de construcción de la época que contrasta con el chalet en estilo neovasco ubicado al lado. Un buen ejemplo para comparar épocas y ver la fuerza que ha tenido el siglo XX.
Junto a este caserío hay otro, el número 2, que eligió en el siglo XVI otra forma de desarrollarse. Es un cuerpo estrecho y rectangular, muy modificado aunque conserva el arco de acceso en altura. Es probable que tuviese una gran visera en uno de los laterales sostenido por columnas haciendo la función de soportal. Sería similar al caserío de El Llano.
CASERÍO URTETXO
Este caserío se compone de dos partes, pareciendo la más antigua la trasera que podría ser de 1780 o anterior.
Parece que era un pequeño caserío a dos aguas, quizás con la fachada en entramado a la que luego se le añadió el gran bloque actual; es posible que sea de principio del siglo XIX y de corte modesto como otros de Zalla de la época (ventanas con recerco de madera, portón descentrado, etc.). Posteriormente se reformó en el siglo XX.
CASERÍO AZOLLA
La zona de Azolla es una de las particularidades de Zalla. Desde un punto de vista arquitectónico los caseríos habían ya desaparecido para principios del siglo XX, pero en torno a los años 40/50, y ya siguiendo criterios arquitectónicos propios de esos años, se levantaron algunos edificios que van más de allá de viviendas que reproducen, de manera moderna, los conceptos de trabajo de los caseríos tradicionales.
En este contexto entraría Azolla, un edificio de planta estrecha, alargada, de dos plantas y con tejado a dos aguas. Su estructura original se vio modificada con un alargamiento hacia detrás y por un lado.
CASERÍO SOMOVALLE
El caserío, quizás, más antiguo de Zalla está situado en la zona de Somovalle. Allí, junto a otros caseríos, destaca por su sencilla forma.
Al lado, hay un caserío construido entre el siglo XIX y XX y, más adelante, una pequeña casita de 1918 y un gran chalet en estilo neovasco moderno de principios del siglo XXI.
CASERÍO GOBEO
En la zona de Gobeo, existen varios caseríos. El más interesante es el último, un caserío de gran planta rectangular y tejado a dos aguas que fue reformado hacia 1990 dándole su aspecto actual tanto exterior como interior.
Hoy en día es un bonito caserío “achaletado” que dispone de balcones retranqueados con barandales de madera delante y detrás, además de numerosas y amplias ventanas modernas en todos sus muros y dos buhardillas en el tejado, pero aún conserva sus muros perimetrales, su planta original y un aspecto que nos acerca someramente al que tenía hace no muchos años. Las dos fotografías antiguas de que disponemos nos muestran parcialmente su aspecto anterior, mostrando un tejado a dos aguas con cola de milano y unos muros similares a los anteriores, pero con ventanas de pequeño tamaño, un edificio que quizás pueda retrotraerse al siglo XVII.
Hacia 1680 comenzó un proceso de recuperación económica en la Corona Castellana tras las pérdidas de los territorios de Flandes años antes. Los últimos 40 años habían sido duros, pero hacia 1680 se intuye una mejora económica que, en lo arquitectónico, se refleja en la construcción de nuevos edificios. Estos ya no siguen las modas previas y se centran en el nuevo estilo arquitectónico imperante, el barroco.
En Bizkaia, triunfa el que se llama barroco desornamentado que es el que define las formas y fachadas de muchos palacios de la época, entre ellos algunos de los que sobreviven en Zalla.
PALACIO DE URRUTIA
El palacio de URRUTIA, del que sólo se conserva la fachada y los muros perimetrales, además de algunos elementos pétreos interiores (el arranque de la escalera, por ejemplo) tiene una fachada de muy buena calidad, construida en sillería y con los vanos recercados en orejeta plana, muy habitual de las obras que se hacen en las dos o tres últimas décadas del siglo XVII.
PALACIO MONTELLANO
El actual palacio de Montellano se encuentra en ruinas, pero todavía mantienen algunos de sus elementos más señalados, como son los huecos principales y el escudo, este con las armas de los Horcasitas.
Hoy en día, todo el entorno está rodeado de vegetación. Años atrás la zona estaba muy despejada, destinando sin duda gran parte del terreno a cultivo y pasto. De hecho, la documentación del siglo XX denomina casa o caserío a este palacio.
PALACIO MENDIA
El Palacio Mendia es uno de los palacios más destacables del municipio. Es un gran caserón barroco de finales del XVII o principios del XVIII en el que destacan cuatro elementos: la portada de sillares almohadillados de resonancias renacentistas, la línea de imposta y los recercos de los vanos en orejeta plana (también del camarote), visto en otros edificios de Zalla que, en el caso del vano central de este edificio, remata en una bonita moldura curva barroca. También destaca el balcón de forja de la fachada.
Presenta planta rectangular con ventanas bien trabajadas en los laterales tanto en el bajo como en el principal y camarote y detrás también tiene una puerta con las mismas molduras. Los huecos que se sitúan encima de esta puerta trasera deben ser más modernos, quizás de época neoclásica con el fin de obtener una buena iluminación a la parte trasera del edificio y un bonito mirador ya que son balcones de antepecho cerrados con balaustres de fundición.
PALACIO TORRE DE BOLUNBURU
Bolunburu pertenece las denominadas torres sin sala aunque está muy poco documentada (no aparece hasta 1610) y lo que vemos hoy en día es el producto de la reforma global que experimentó en el siglo XVII para mejorar su habitabilidad.
La torre en sí es de planta rectangular, tiene cuatro alturas (bajo-cuadra, dos pisos residenciales y camarote) y en el bajo dispone de un acceso que fue en arco (está muy modificado), adintelado en las obras del siglo XVII. En el mismo piso se conservan cuatro saeteras y pequeños huecos modernos.
El primer piso, residencial, todavía acoge el acceso principal (al que se llegaba por un patín o escalera de piedra) aunque hoy está cegado. También se conserva un arco escarzano convertido en puerta en las obras del siglo XVII y una aspillera cegada. El segundo piso residencial (también creado en las obras del XVII) está dotado de balcones y ventanas más una ventanita ligeramente apuntada, gótica. Dispuso de una escalera de piedra protegida por una estructura propia que desapareció en las obras del XVII, sustituida por una escalinata situada ya en el interior y un cuerpo en entramado de madera y ladrillo -sostenido por pies derechos de madera- que actúa desde entonces como fachada.
PALACIO DE GOBEO
Es un gran edificio cúbico de planta rectangular, de estética típica en el Valle de Cadagua en época barroca, pero con mucha mayor calidad y prestancia que el grueso de caseríos.
Se le ha fechado en el año 1731, pues es la fecha que se indica en el escudo, pero sabemos que este fue trasladado allí hacia 1880 desde su ubicación original en la Torre Ibarra de Zalla, tras el derribo de esta.
La estética del edificio con tallas en moldura de orejeta en el portón y vanos de la fachada nos lleva a otros edificios barrocos construidos hacia 1680 que presentan la misma decoración: palacios Montellano y Urrutia en Zalla, convento de Santa Clara en Balmaseda, etc.
Quizás su fecha de construcción se acerque, por tanto, a esa época, aunque su exquisito ordenamiento en los vanos y su planta rectangular y profunda nos acerca más a la forma de los caseríos que triunfan hacia mediados del siglo XVIII, por lo que tal vez es algo más tardío que 1680, puede que de 1700 o primeros años del siglo XVIII.
PALACIO MURGA
El Palacio Murga es el actual ayuntamiento de Zalla. Ha recibido múltiples reformas para lograr un uso muy funcional, aunque se conserva intacto su potente escudo en la fachada.
El escudo recoge esta leyenda: “Sauces y panelas son / estas armas sin edubio / hijas del conde don Rubio, / nietas del rey de León». Se trata de un lema abreviado del escudo de Salcedo y que recoge una de las leyendas más antiguas del valle, la de Rubio de Aranguti. La leyenda señala que pobló en el lugar de Aranguti, junto a Aranguren, tras huir de León. Poco sabemos de la verosimilitud de esta leyenda, pero sí que enraíza con la época en que el actual territorio vasco osciló entre los reinos de León/Asturias y el reino de Navarra. También nos muestra el deseo de los nobles locales de buscar orígenes míticos con los linajes más importantes de su época.
El objetivo de estas edificaciones era doble. Por un lado, eran estructuras fortificadas desde las que defenderse y, por otro, servían como residencias de familias adineradas.
En Zalla, existen una buena cantidad de torres. Algunas de ellas afectadas por los años y otras en un estado excelente ya que aún hoy continúan habitadas.
TORRE DE MENDIETA
La torre Mendieta, que sobresalía hasta hace unos años sobre los dos caserones barrocos que se le añadieron a los lados, tiene hoy en día el tejado igualado con aquellos aunque aún se pueden ver una serie de ventanitas tardogóticas que nos recuerda que fue una de las torres del municipio. Construida en el siglo XVI compone parte del patrimonio medieval-renacentista de Zalla, aunque su estado actual está deteriorado.
Junto a ella hay un sencillo edificio de viviendas de los años 70 y varias viviendas. Una de ellas, la número 52, obra de mediados del siglo XX, y otras que, reformadas, beben de nuevo de los consabidos aires neovascos comerciales que impregnan el grueso de casas de Zalla.
TORRE IBARRA
El Palacio Torre de Ibarra es una construcción del siglo XVI que nos muestra la evolución de las torres medievales hacia palacetes más residenciales durante el Renacimiento. Es uno de los pocos ejemplos de Zalla que quedan hoy en día.
Su forma cúbica y cerrado nos recuerda el tipo de construcción que se popularizó en Zalla en ese momento y que perduró a lo largo de los siglos, siendo ahora cuando está empezando a desaparecer, sustituido por los modernos chalets.
CASA-TORRE DE LLANTADA
La casa-torre de Llantada es de principios del siglo XVI de planta cuadrada y concepto apaisado que presenta planta baja, principal y camarote, aunque este último podría ser producto de una reforma posterior.
Sus paredes, en mampuesto, conservan dos arcos en la fachada principal a los que hemos de sumar varias aspilleras. El arco de abajo es apunto y el de arriba de medio punto lo que nos ayuda a fecharlo a principios del siglo XVI.
Está en unas excelentes condiciones de conservación.
TORRE DE BOLUNBURU
Bolunburu pertenece al grupo de torres sin sala, aunque está muy poco documentada (no aparece hasta 1610) y lo que vemos hoy en día es el producto de la reforma global que experimentó en el siglo XVII para mejorar su habitabilidad.
La torre en sí es de planta rectangular, tiene cuatro alturas (bajo-cuadra, dos pisos residenciales y camarote) y en el bajo dispone de un acceso que fue en arco (está muy modificado), adintelado en las obras del siglo XVII. En el mismo piso se conservan cuatro saeteras y pequeños huecos modernos. Junto a la torre se levantó un precioso edificio en entramado de madera que da a la torre su característica y bella imagen.
TORRE DE TERREROS
La estructura y minúsculas ventanas de la Torre de Terreros le dan un aspecto de torre defensiva, bastante alejada del resto de torres, más habitables, del municipio de Zalla.
A su alrededor se conserva un conjunto monumental que incluye la casa-torre del linaje Terreros, con una casona/palacete adosada de mediados del siglo XVIII y con una gran campa o huerto delante En ese terreno se ubicó la ferrería de Terreros y cuyos restos quizás aún se encuentren enterrados bajo tierra.
La torre actual responde a la reconstrucción que se hizo hacia 1500 de una torre anterior que sería la que existiría durante la época de las guerras banderizas (siglos XIV-XV). Es una de las más características y destacada de Bizkaia con su planta cuadrada, volumen vertical, tres pisos más camarote, acceso doble, escasez de ventanas, ladrones arriba, etc.
Las casas indianas son, como su nombre indica, las casas que construían los indianos a su vuelta de las Américas. Muchos emigrantes que habían hecho fortuna en los diferentes países de América regresaban a sus lugares de origen. Allí, mandaban construir casas de gran tamaño y ornamentación, rodeadas de jardines con especímenes florales propios de los lugares en los que habían estado.
La zona norte peninsular, especialmente Bizkaia y Cantabria, está bien surtida de este tipo de edificaciones. En Zalla tenemos dos ejemplos de este tipo de arquitectura, aunque una de ellas, La Flor, no es exactamente una casa indiana como tal, sino una casa del siglo XX construida bajo los parámetros estilísticos de este estilo.
VILLA MENDIA
Este chalet de estilo indiano fue construido en 1903 por Ciriaco Menchaca en estilo ecléctico con influencias del estilo Segundo Imperio. Su lenguaje se caracteriza por sencillas molduras y la combinación de la piedra de sillería en los esquinales con la mampostería revocada con mosaico concertado blanco.
La única nota descollante viene del torreón angular, que aloja la escalera principal.
LA FLOR
La Flor es una gran construcción que pretende seguir el estilo de lo que se considera “casa indiana”, aunque, en realidad, este tipo de casas tienen estilos muy diversos.
Se levantó sobre otro edificio previo también muy singular de hacia 1939 y, actualmente, es un atractivo edificio que llama la atención de todo el que por allí pasa.
A pesar de su modernidad, es un reflejo de los gustos estéticos de Zalla durante el siglo XX. Detrás se encuentra el gran viñedo de la marca Señorío de Otxaran, de hecho, forma parte de la propia bodega, la cual se puede visitar en grupos organizados.
En Zalla hay una buena colección de arquitectura religiosa, templos de fe diseminados por todo nuestro municipio de las Encartaciones.
En la actualidad se conservan tres iglesias (Aranguren, Mimetiz, Otxaran), cinco ermitas (La Magdalena, San Pantaleón, San Pedro de Zarikete, Santa Ana de Bolunburu, San Isidro de Zokita), una capilla funeraria (San Antonio de La Mella) y tres capillas privadas (El Carmen, San Antonio de Longar, Virgen de La Flor de Otxaran). A su vez, sabemos la ubicación en Aretxaga de la primitiva San Pantaleón y las desaparecidas de San Juan de Hormaza (Otxaran) y San Nicolás de Posaduero (Malabrigo).
SAN ANTONIO DE LA MELLA
La preciosa ermita de San Antonio de la Mella preside este conjunto monumental situado en Zalla, en una hondonada a ambos lados del río Kadagua, entre montes y en un entorno rural.
Es un raro ejemplo de capilla funeraria privada de Bizkaia. El conjunto monumental de La Mella estaba formado por la ermita de San Antonio, el palacio de Urrutia, la torre de Terreros, dos ferrerías, un molino y varias viviendas. Aún se conserva la mayor parte de él y de su encanto.
IGLESIA SAN MIGUEL
Los orígenes de la Iglesia San Miguel se remontan al s. XII, pero será en el XVI cuando se levantó la iglesia con estilo renacentista. Desde entonces hasta ahora ha sufrido numerosas reparaciones y reedificaciones, siempre sujetas a escasos recursos económicos.
Hoy, se muestra con la Casa Parroquial adosada a uno de los muros de la iglesia. Esta obra se llevó a cabo en 1952. Y serán 4 años después cuando se acometió la gran renovación global.
ERMITA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE DE TEPEYAC
Es una de las construcciones más modernas de Zalla. Construida en 1999 fue pensada para acoger la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe tras el derribo del Chalet de Tepeyac.
La planta del edificio trata de envolver, proteger y a su vez invitar al visitante a introducirse en el interior donde todo el protagonismo lo tendrá la imagen de Ntra. Sra. de Guadalupe, situada sobre un “pequeño” pedestal de madera noble de roble, pero a una altura humana.
La sección del edificio invita al recogimiento siguiendo la simplicidad de la planta (una única agua), pero trata de mantener una cierta altura (enfatizada con la luz que se filtra en el encuentro con el muro pétreo) con el fin de mantener la vista hacia las alturas a pesar de la escala humana de la edificación.
El exterior se trata de integrar formalmente en el entorno orgánico, enfatizando su presencia con el blanco rustico de sus paramentos y apéndice (Campanila), integrándose con el verde de su cubierta de cobre y su muro hastial de piedra preexistente.
ERMITA DE SAN PEDRO
La ermita de San Pedro es, junto a la de San Pantaleón, la más conocida de Zalla.
Acoge tradiciones y rituales de desembrujamiento, habiendo sido un lugar de peregrinación en Bizkaia durante siglos.
Los orígenes de la ermita parecen remontarse a los siglos XI y XII, según parecen señalar los cimientos conservados debajo del altar y varios enterramientos, algunos en fosas y otros en lajas.
La forma actual de la ermita es, no obstante, de 1500, si nos fijamos en unos poquitos detalles de pinturas murales de la época que conservan (que parecen tener similitudes con los personajes figurativos de Alaiza, en Álava) y en las excavaciones realizadas. En ese momento la ermita adoptaría su forma de planta rectangular con muros de mampostería, esquinazos de sillería y tejado a dos aguas. El arco de medio punto de lo que era su fachada, parecen, aun sí, más moderno. La primera mención documental que conocemos es de 1587.
La ermita fue recibiendo mejoras y renovaciones, las principales en el siglo XVIII como ocurrió en el resto de Zalla.
La ermita ha estado en restauración durante casi tres décadas, desde 1991 hasta 2021 responsabilizándose de ello los hermanos García de la Torre, arquitectos, quienes han conseguido recuperar la ermita, sus retablos, excavarla, etc.
ERMITA DE SANTA ANA (BOLUNBURU)
Esta ermita de Santa Ana fue una fundación privada de los señores de la Torre de Bolunburu y unas de las pocas obras de cierto porte que recogemos en esta época.
Es de planta rectangular, levantada con mampuesto en paredes y sillería en esquinazos que se cubre con tejado a dos aguas. El elemento más relevante es el arco de medio punto de 12 dovelas de la entrada que casa con la fecha de fundación que se le ha dado, 1610.
En el siglo XVIII, como a otras muchas ermitas, se le añadió una pequeña espadaña para campana rematada con cruz y flor tallada y, probablemente, el porche delantero a tres aguas sostenido actualmente por cuatro pies derechos.
En el interior, la ermita está presidida por un Cristo barroco, aunque parece que, con anterioridad, hubo un retablo renacentista con imagen de la Virgen y unas tablas con pinturas de La Inmaculada Concepción, San Francisco de Así y Diego de Alcalá, todo desaparecido.
ERMITA DE SAN ANTONIO
La actual ermita de San Antonio es un conjunto que perteneció a la familia Urrutia y que debemos encajar entre los siglos XVII y XVIII, aunque es probable que algunos elementos puedan ser llevados más atrás.
Es una ermita funeraria, concebida para que Antonio de Urrutia fuese enterrado en ella. La ermita se apareja en piedra excepto la fachada y los estribos que tiene en las cuatro esquinas, realizados en sillería de arenisca. La fachada es muy destacada conformada por una gran pantalla dividida en tres calles en la que en el centro aparece un gran arco de medio punto con rejería barroca, encima un escudo con armas de los Urrutia más hornacina con escultura de la Virgen, rematado en una pequeña espadaña con campana.
Frente a la ermita se encuentra el palacio Urrutia del que solo se conserva la fachada y los muros perimetrales, además de algunos elementos pétreos interiores. La fachada es de muy buena calidad, construida en sillería y con los vanos recercados en orejeta plana, muy habitual de las obras que se hacen en las dos o tres últimas décadas del siglo XVII. También dispone de lo que queda de la antigua forja de los balcones. El edificio debió levantarse en paralelo a la ermita, hacia 1679 por orden de Antonio de Urrutia y era uno de los mejores palacios de Zalla.
CAPILLA DE SAN ANTONIO
Según GP de la Peña, al construir la capilla de San Antonio pensaron en “recordar la sencillez de las ermitas del agro vasco mediante la utilización de tres recursos muy característicos, una modesta torre de campanas como remate del acceso principal, las cubiertas de amplios vuelos y la combinación de la mampostería vista y los encalados”.
El exterior de la capilla es muy llamativa por su tamaño, pero sencilla en cuanto a su concepción. Es de planta rectangular con la cabecera compuesta por una entrada de medio punto, óculo o rosetón encima y en la cumbre espadaña con reloj. Los pies de la iglesia se conforman de forma poligonal y allí al interior se sitúa el coro quedando el cuerpo de la iglesia diáfano. La iluminación de la capilla se hace en base a arcos apuntados neogóticos, los muros son de ladrillo excepto la parte inferior en piedra y la cubierta es una estructura de madera que apea en los muros. Exteriormente el edificio es muy sobrio y se refuerza con pilares.
ERMITA DE SAN PANTALEÓN
La ermita de San Pantaleón no se construyó en el lugar en el que está hoy. En 1762 se decidió su reubicación y reedificación, probablemente con el objetivo de alejarla de la zona húmeda de vega donde se situaba.
San Pantaleón es una ermita de planta rectangular, tejado a dos aguas con jabalcones en la fachada, muros de sencillo mampuestos con esquinazos de sillería y potente arco de ingreso en medio punto que se cierra con enrejado, a modo de humilladero. En fachada, la ermita remata en una sencilla espadaña para la campana.
Una imagen de San Pantaleón barbado con gorro es una escultura de cuerpo entero que representa al santo con una túnica en la que se aprecian los pliegos de la tela y en la que sobresalen los pies. Aparece con la mano derecha levantada y con la izquierda portando la cajita en la que ungüento curativo y el escalpelo con las que se supone hacía sus curaciones milagrosas.
La talla está totalmente repintada y debajo debe tener la policromía original. Tiene uno de los pies en un ligero contraposto, lo que unido al tipo de vestimenta y al movimiento de la mano nos llevaría a pensar en una figura de finales del renacimiento, de hacia el siglo XVI.